sábado, 23 de julio de 2011

Ya se echaban en falta.

Después de más de un año, volví a sentir aquella sensación. Es genial pasear tú solo de noche, con la brisa jugando con tu pelo, y, el perfume de verano en el aire. Ponerte a pensar, y darle vueltas y más vueltas a eso que te come la cabeza. Y sonreírte a ti mismo cada vez que piensas en ello. Sentir que pasan las horas, y que estés entretenido. No cansarte de andar. Así, acabas pasando la madrugada, acompañado de tus pensamientos,  de esa sensación que te inunda en las noches de verano, y, como no, de su peculiar perfume. Es un placer pasarme una madrugada pensando en ti.

L.S.

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